Los seguros no son un invento moderno, conoce su origen y utilidad

Actualmente, es raro encontrar una persona que viva en un país de los denominados "desarrollados" y que tenga contratados seguros a su nombre, como cobertura de diferentes actividades o servicios de su vida cotidiana.

Pero, aunque a menudo dudemos de la eficacia real de los seguros, el hecho de que su existencia y permanencia haya sido una constante desde tiempos de los griegos, debería ser una prueba de su utilidad. Sí, no nos hemos equivocado, ya en la antigua Grecia Clásica existía una cierta forma de seguros de vida, cuya utilidad era pagar los costos del entierro y dejar algo de dinero para los familiares del fallecido.

Porque, los seguros no son más que unos contratos que un individuo firma con una empresa, que se compromete a abonar al cliente el dinero pactado sobre el valor de un objeto o una persona en caso de que sufran daños. Mientras, el asegurado irá pagando una cantidad previamente fijada, bien en mensualidades o en otra modalidad de fraccionamiento de cuotas.

Los seguros sufren una transformación y auge en el s. XVII, cuando surgen las primeras compañías marítimas aseguradoras en Inglaterra. Este es el origen histórico de los seguros sobre bienes inmuebles, tan extendidos y diversificados hoy en día. De hecho, en la actualidad es obligatoria la contratación de determinados tipos de seguros, por ejemplo para los conductores de vehículos o, en algunos países, para quienes tienen según qué mascotas en propiedad. Aunque, sin duda, siguen siendo los seguros de vida unos de los que más generalizados están.

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